Cualquier medicamento en forma de colirio instilado en el ojo puede pasar a la sangre directamente desde la conjuntiva o también absorbiéndose en la mucosa nasal por la vía de drenaje de la lágrima.
En ocasiones, estos colirios dilatadores pueden producir efectos neurosensoriales que no son graves pero que debemos identificar para no asustarnos. El niño puede experimentar irritabilidad, percibir alucinaciones visuales, …
Estos efectos dependen del niño/a en cuestión, de su talla y peso corporal, de lo que haya comido antes y de lo cansado que esté, entre otros factores.
Una buena manera para aliviar estos efectos es ayudarle a beber bastante agua, para así, favorecer la eliminación renal de la substancia farmacológica que se ha absorbido a la sangre.