En función de la respuesta del paciente se irán presentando diferente cantidad de estímulos en cada punto. El resultado no se verá afectado por responder unos pocos estímulos más o menos. Es inevitable que “se escapen algunas lucecitas”, pero los estímulos se irán repitiendo por las diferentes zonas hasta encontrar la mínima sensibilidad percibible en cada uno de ellos: el llamado umbral. Sólo se espera que se responda con coherencia y que ante la duda no pulse el botón. Es posible que sea la última prueba de la que querrían prescindir los especialistas en glaucoma. Esto reafirma la importancia de esta prueba.