Te explicamos los tipos de glaucoma y cómo prevenirlo

El glaucoma es una enfermedad ocular que pasa desapercibida y puede llevar a la pérdida irreversible de la visión si no se detecta y trata a tiempo. En el marco de la Semana del Glaucoma, queremos explicarte los principales tipos de glaucoma, ya que conocer sus diferencias, causas y síntomas puede ayudarte a evitar sus consecuencias irreversibles.

Estamos hablando del glaucoma crónico de ángulo abierto y del agudo de ángulo cerrado. Te los explicamos:

¿Cómo se produce cada tipo y qué los distingue?

• El glaucoma crónico de ángulo abierto: Es una enfermedad que afecta al nervio óptico (neuropatía) mayoritariamente por una elevación silente de la presión intraocular. Decimos que es una enfermedad multifactorial porque hay muchos más factores que facilitan la  neuropatía , como la miopía magna, las alteraciones del sueño acompañadas de ronquidos, la falta de riego sanguíneo, y otras afecciones que debilitan al nervio óptico facilitando su degeneración. La hipertensión ocular (elevación de la presión intraocular) es el factor más conocido y tratable a día de hoy. Se desarrolla de manera lenta y progresiva por una dificultad en la evacuación del acuoso a través de conductos que han ido envejeciendo, provocando una neuropatía con una pérdida visual característica que sin tratamiento puede llevar a la ceguera.
   
• El glaucoma agudo o de ángulo cerrado ocurre cuando el humor acuoso no puede ser evacuado del globo ocular por el cierre del ángulo de la cámara anterior del ojo, donde residen las estructuras que permiten la salida del mismo. De ahí el nombre de ángulo cerrado. La causa más frecuente es el llamado bloqueo  pupilar, causado frecuentemente por el adelantamiento del iris (debido a cataratas o luxación del cristalino). La presión intraocular aumenta bruscamente, y provoca síntomas llamativos, algo que no sucede en el glaucoma crónico de ángulo abierto. Este tipo de glaucoma es una urgencia oftalmológica que debe atenderse de inmediato, y se resuelve con láser o con la extracción del cristalino la mayoría de veces.

¿Cuáles son los síntomas?

• Glaucoma crónico:
  • No presenta síntomas perceptibles en sus etapas iniciales, lo que lo convierte en una enfermedad silenciosa.
  • La visión se pierde poco a poco, comenzando por la periferia. En etapas avanzadas, hay dificultad para adaptarse a cambios de luz y el campo visual se va estrechando en forma de túnel o, en ocasiones, con pérdida de la visión superior o inferior que, cuando invade a la porción central, impide la lectura.

• Glaucoma agudo: tiene una aparición súbita y síntomas muy intensos, entre los cuales destacan:
  • Ojo rojo y pupila sin respuesta a la luz y algo dilatada.
  • Pérdida de visión, con halos alrededor de las luces o visión borrosa.
  • Síntomas generales como náuseas, vómitos y dolor abdominal, lo que puede llevar a confusión con otros problemas de salud como la migraña.
  • Hay que tener presente que en ocasiones el cierre angular puede ser intermitente y el paciente tiene síntomas más leves que no reconoce. Esta forma de presentación es más insidiosa y, por tanto, más peligrosa. La llamamos crisis subagudas de cierre angular.

¿Quién tiene más riesgo?

• En el caso del glaucoma crónico, el riesgo aumenta con la edad, especialmente a partir de los 45 años. También tiene una importante carga genética, por lo que es importante que los familiares directos de pacientes diagnosticados se hagan revisiones periódicas.
   
• El glaucoma agudo, en cambio, se presenta con más frecuencia en ojos predispuestos, como es el caso de los pacientes hipermétropes, debido a que sus ojos son más pequeños y sus estructuras están más próximas entre sí, facilitando el cierre angular por la aposición de las estructuras en el ángulo. Además, afecta más a personas mayores, ya que con la edad se produce un aumento del tamaño del cristalino por el desarrollo de la catarata, lo que empuja el iris hacia el ángulo, cerrando la salida al humor acuoso. Podríamos decir que es un ojo más pequeño, con las mismas estructuras que cualquier otro, por lo que están más próximas entre sí y con mayor facilidad de bloquear las salidas.

Sus factores desencadenantes

• El glaucoma crónico no tiene factores desencadenantes específicos, ya que su desarrollo es lento y progresivo. Aun así, las personas afectas de glaucoma crónico de ángulo abierto tienen una mayor incidencia de sufrir elevaciones de la presión intraocular cuando reciben tratamientos con corticoides
• Por el contrario, el glaucoma agudo puede ser desencadenado por:
  • Ambientes con luz tenue (leer, coser, ir al cine).
  • Ciertos medicamentos (para la depresión, alergias, congestión nasal, asma o mareo que pueden movilizar el iris o el cristalino provocando el bloqueo pupilar).
  • Dilatación de la pupila con fármacos.
  • Estrés o grandes emociones.

¿Se puede prevenir?

• La prevención del glaucoma crónico se basa en la detección temprana en personas de riesgo y el control de la presión intraocular para evitar el desarrollo de la enfermedad.
• El glaucoma agudo también puede prevenirse si en una revisión oftalmológica se detecta predisposición anatómica. En estos casos, se recomienda realizar un tratamiento profiláctico con láser para evitar crisis de glaucoma agudo.

Lo que sus diferencias nos enseñan

Conocer las diferencias entre el glaucoma crónico y el agudo nos recuerda que la prevención es clave para evitar la pérdida irreversible de visión. Mientras que el glaucoma crónico avanza silenciosamente y solo puede detectarse con revisiones oftalmológicas, el glaucoma agudo normalmente presenta síntomas que requieren atención inmediata. No esperes a notar síntomas: una revisión a tiempo puede marcar la diferencia.

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