Ojos y niños en verano.
Los riesgos del verano para la salud ocular de nuestros hijos
Piscinas, sol, cloro, arena…
En verano disfrutamos de más horas de luz y pasamos más tiempo al aire libre. Sol, playa, montaña, piscinas, ríos… forman parte de la rutina diaria de nuestros hijos durante días, semanas e, incluso, los más afortunados, uno o dos meses. El período vacacional también requiere de mayor atención en lo que a salud ocular se refiere, sobre todo, en lo concerniente a los ‘peques’ de la casa. También el aire acondicionado puede afectar a su vista.
¿Por qué son ‘peligrosas’ las piscinas?
Los adultos debemos prestar mucha atención a la hora de proteger los ojos de los niños. De la misma forma que se les aplica crema solar en la piel, es muy importante vigilar sus ojos dentro y fuera del agua. Además, hacerlo desde los primeros meses de su vida evitará futuras patologías oculares ya que los ojos de los niños son más sensibles que los de los adultos y también tienen memoria para la radiación solar, como ocurre también en la piel.
Las piscinas suelen ser una fuente contaminante de primer orden, en buena medida, por culpa del cloro, las cremas solares así como trazas de desodorantes, perfumes… que solemos ponernos habitualmente los bañistas. También perjudican el sudor, los cabellos, la saliva o la orina, que pueden causar algún tipo de picor o escozor e, incluso, alergias o infecciones. No estará de más que los niños utilicen gafas de buceo o de natación. En la mayoría de los casos, ante un ojo irritado, lo habitual es que se froten y se pueda producir una infección o una erosión de la córnea, por lo que es muy recomendable advertirles de que no realicen ese gesto.
Es importante acostumbrar a los niños desde pequeños a mantener una buena higiene y a lavarse las manos con frecuencia. Por ejemplo, en la playa, los ‘peques’ se llenan de arena y se frotan los ojos, lo que les puede producir irritación. Además, especialmente en verano, al pasar más tiempo fuera de casa, en la calle, jugando, se ensucian más y tocarse los ojos con las manos sucias puede ser un foco de infecciones.
¿Qué recomendaciones debemos atender?
Atiende a estos 10 consejos prácticos para cuidar la salud ocular de los niños en la piscina. Te resultarán muy útiles para prevenir problemas oculares que acaben arruinando las anheladas vacaciones. Son éstos:
- Ofrece a tu hijo unas gafas de natación que evitarán el contacto del cloro con sus ojos.
- Si no dispones de gafas, aconséjale que no abra los ojos bajo el agua.
- Las lentes de contacto, en contacto con el agua, se pueden perder y también pueden acumular bacterias entre la lente y la córnea. La mejor recomendación es no usar lentes de contacto en la piscina. Y la mejor alternativa par el niño o niña cuya graduación sea moderada o alta es el uso de gafas de piscina graduadas. En el caso de que se haya producido el baño, conviene lavar las lentillas con solución limpiadora específica de lentes de contacto.
- Procura que se laven y se sequen los ojos una vez que salgan del agua.
- Si la piscina es abierta (sin techo), ofrécele gafas de sol para cuando esté fuera del agua.
- Si notas que tu hijo tiene los ojos irritados o secos, intenta que descanse y no abuse de la piscina. Mejor un parón.
- Si tu hijo se ha sometido a alguna operación en la vista recientemente, es aconsejable que no sumerja la cabeza bajo el agua.
- Procura que no comparta toalla, sobre todo en la zona de los ojos, así se evitará la transmisión de posibles enfermedades.
- Muy aconsejable que se duche antes de entrar y al salir de la piscina. De esta manera, se evitará trasladar contaminantes al agua y viceversa.
- Si sufre de conjuntivitis, evita que se bañe en piscinas públicas para prevenir, en la medida de lo posible, contagiar a otros bañistas.
¿De qué manera afecta el sol?
Durante la época estival los rayos solares son más fuertes, lo que afecta a los ojos de nuestros hijos. Además, el cristalino, que filtra los rayos UV, no se desarrolla del todo hasta los 12 años de edad. Por lo tanto, en verano, es imprescindible prestar más atención, si cabe a su salud ocular.
No protegerles de los rayos de sol de forma adecuada puede causarles importantes daños oculares. A corto plazo podríamos hablar de queratitis, que en el caso de los más pequeños se manifiesta con síntomas de dolor, fotofobia y enrojecimiento de los ojos. Y a largo plazo, podríamos hablar de alteraciones, quemaduras agudas de la retina o lesiones degenerativas, entre otras. Para evitarlo, debemos educar al niño para que nunca mire directamente al sol.
Estos son algunos consejos necesarios para prevenir su salud ocular:
- Protege sus ojos con gafas de sol desde bebés.
- Decántate por gafas de sol con monturas de pasta con el objetivo de que éstas se ajusten al máximo a la cara del pequeño y no le causen molestias. Si tiene goma para sujetarlas ayudará a que no se las quiten y conseguirá que se olviden de que las llevan puestas. Un consejo: si las eligen ellos/as les resultarán más cómodas y se las pondrán sin tantas reticencias. Asimismo, vigila que la gafas cubran la totalidad del ojo y que no entre luz ni por arriba ni por debajo de éstas.
- Aunque el día parezca estar nublado y no haga sol, ponle las gafas: los rayos UV solo se debilitan, pero no desaparecen. Lo mismo sucede si estamos en la playa debajo de una sombrilla: ésta solo reduce alrededor del 35% de la radiación solar.
- Complementa el uso de gafas de sol con gorras y gorros, de tal manera que las viseras actúen como protección.
- Ten especial cuidado durante los días de playa, pues la arena puede llegar a reflejar hasta el 15% de la radiación solar.
¿Cuál es la franja horaria más peligrosa?
Por cierto, no olvides que la franja horaria más peligrosa será la que va de las 11 de la mañana a las 18 h. de la tarde. Es en ese momento cuanto los padres tendrán que desarrollar ese sexto sentido innato que para estar vigilante ante cualquier riesgo.
Hay un dato preocupante que conviene tener en cuenta: la protección de la visión de los peques ocupa el cuarto puesto en las prioridades de los padres para tomar medidas ante la exposición solar. Por eso, es primordial modificar esta perspectiva y potenciar su concienciación al respecto, con objeto de prevenir futuras patologías en los niños.
¿El aire acondicionado puede ser un problema?
Seguro que para combatir el calor en los viajes en carretera y hacer el desplazamiento más llevadero enciendes el aire acondicionado en el coche. ¿Y en casa? Si lo haces, debes saber que hay que tener especial cuidado, sobre todo si el aire incide de forma directa ya que puede causar, síntomas de ojo seco. Se trata de una patología que produce quemazón, sensación de arenilla, ojos pesados, escozor o molestias oculares. En los casos más leves puede ser suficiente aplicar lágrimas artificiales en forma de colirio o gel junto con la higiene de los párpados.
Ya sabes, en verano disfruta de las vacaciones y del tiempo libre, pero presta especial atención a cuidar la salud ocular de los más pequeños. En caso de dudas, no dudes en ponerte en contacto con ICO Barcelona. Estaremos encantados de responder a tus preguntas.