¡Mar, nuestra optometrista, se quita las gafas!
Nuestra optometrista, Mar Arans, se ha convertido en paciente para implantarse las Lentes Intraoculares ICL y dejar de llevar gafas.
Estamos muy orgullosos de poder compartir el testimonio de Mar, Optometrista de ICO desde 2017, para que nos cuente su experiencia con la implantación de las Lentes Intraoculares ICL.
Mar nos aporta su visión desde dentro, siendo conocedora de todos los pasos a seguir, observando los resultados de las pruebas y participando en el proceso en todo momento. También desde fuera, sentada en la silla de los pacientes. Nos explicará cómo ha vivido el proceso preoperatorio, los nervios con la llegada de las lentes y, finalmente, el procedimiento quirúrgico.
Tenemos muchas ganas de conocer las sensaciones que ha experimentado como paciente y la sorpresa de ver bien después de tantos años con el uso de gafas.
Antes de empezar, ¿sabemos qué son las Lentes Intraoculares ICL?
Las Lentes Intraoculares ICL, denominadas también lentes pre-cristalinianas, son lentes que se colocan en un espacio anatómico virtual que existe entre el cristalino y el iris, para corregir defectos refractivos como la miopía, la hipermetropía e incluso el astigmatismo. Con la implantación de estas lentes se respeta al máximo la anatomía del ojo y, además, es una técnica que nos permite extraerlas y al mismo tiempo recambiarlas, en caso de una variación en la graduación.
No todos los ojos pueden albergar una lente intraocular del tipo ICL, para asegurar esta posibilidad se tiene que medir el espacio entre la córnea y el cristalino, entre otros parámetros, de modo que son lentes muy personalizadas que se manufacturan por encargo con las dimensiones y graduación propias y exclusivas de cada ojo.
Mar, ¿cuánto hace que trabajas en ICO y qué puesto de trabajo ocupas?
Empecé en ICO durante el último curso de la universidad. Fue en 2017, tenía que hacer las prácticas y decidí que las quería hacer en una clínica y me dieron la oportunidad de hacerlas aquí, en ICO. Cuando acabé la carrera fui a Madrid a hacer un máster en optometría clínica y hospitalaria y, cuando volví a Barcelona en 2018, fue cuando me contrataron como trabajadora oficial.
Durante estos años, dentro de la Unidad de Optometría Clínica he ido pasando por varias subunidades. Empecé en la subunidad de terapia visual y colaborando con la Unidad de Oftalmopediatria, en 2019, después de hacer un posgrado en fotografía ocular, pasé a la subunidad de Optometría Instrumental, realizando las pruebas diagnósticas y hoy en día también formo parte del equipo de especialistas de Cirugía Refractiva.
¿Cuántas dioptrías tenías y cuánto tiempo hacía que llevabas gafas?
Yo tenía 8 o 9 años cuando manifesté a mis padres que no veía bien la pizarra en la escuela. Cursaba tercero de primaria y recuerdo que tenía que sentarme en las primeras filas para poder seguir bien las clases. Fue entonces cuando mis padres me pidieron cita para una revisión oftalmológica y me llevaron a Barcelona. Es curioso, pero soy paciente de ICO desde entonces. Me visitaba con la Dra. Silvia Gamboa, oftalmóloga pediátrica de aquí, y fue ella quien me prescribió mis primeras gafas. Todavía no llegaba a una dioptría de miopía con un poco de astigmatismo, pero, a medida que fui creciendo, la miopía fue aumentado. Con los años me volví totalmente dependiente de las gafas para tener una buena visión y no perderme información de mi alrededor. Siempre he llevado gafas porque las lentillas no me iban muy bien. Me resultaban bastante incómodas, porque se me secaban los ojos y solo las llevaba a ratos, para ir al gimnasio, en la playa, alguna vez para trabajar... Poca cosa.
Después de tanto tiempo en ICO, ¿por qué has decidido hacerte ahora la cirugía?
En mi día a día voy viendo a muchos pacientes que se operan, estoy en contacto con los resultados obtenidos y con las experiencias de estas personas. Al final, cuando en tu práctica clínica ves que las expectativas visuales de los pacientes se cumplen y que acaban tan contentos y con una recuperación prácticamente inmediata, pues... Me planteé "y por qué tú no?" y entonces decidí operarme.
Personalmente, yo estaba muy acostumbrada a verme con gafas, me gustaba llevarlas, incluso estéticamente me gustaba mucho como me quedaban. La gran razón por la cual me operé fue el hecho de pensar que tenía la opción de levantarme por la mañana y apenas abrir los ojos ver bien.
Es decir que, aunque te gustaba llevar gafas te suponían un inconveniente en tu día a día…
A ver... por más que me gustaran estéticamente, era una dependencia absoluta, puesto que sin gafas mi visión estaba muy limitada… Pensaba que el hecho de no depender de ninguna corrección óptica tenía que ser un gran cambio...
Mar, explícanos un poco el proceso que hiciste durante el preoperatorio
Tuve que hacer una primera visita con el equipo de Cirugía Refractiva donde se me realizaron las pruebas preoperatorias que se hacen por protocolo en la clínica. Se me hizo una graduación con gotas y una sin, una topografía, una OCT de segmento anterior para ver y medir todas las estructuras de la parte anterior de mis ojos y, finalmente, una exploración oftalmológica completa para asegurar que todo estaba bien en cuanto a mi salud ocular.
Una vez medidos todos los parámetros de los ojos, podemos saber si por espacio se puede poner una lente intraocular dentro o no. En mi caso, este espacio era un poco justo porque mi cámara anterior es un poco estrecha, pero por suerte, no tan estrecha como para no caber. Todos los parámetros de los ojos medidos, junto con la graduación, se vuelcan en un programa informático de cálculo.
La calculadora asigna un tamaño teórico, pero al final el equipo decide las características definitivas de la lente a implantar. En mi caso se hizo un ajuste en base a la experiencia de los profesionales que fue todo un acierto.
¿Has estado involucrada en todo el proceso de decisión?
Sí. No fui yo personalmente quién calculó la lente final porque apenas he empezado a formarme para poder calcular estas lentes, pero sí que formé parte de todo el proceso de elección y decisión final. Fue una decisión tomada por todo el equipo que, al final, es un equipo que tiene mucha experiencia y sabe lo que se hace con toda seguridad.
¿Cómo has vivido la cirugía como paciente?
Bien, cuando pasé más nervios fue los días antes de la cirugía, porque se acercaba el día y al fin y al cabo es una intervención y siempre estás un poco nerviosa, pero cuando llegó la hora estaba super tranquila y no estaba para nada nerviosa en el quirófano. No estaba preocupada porque me encontraba en un ambiente conocido, conozco al equipo de quirófano y también al Dr. David Andreu, que es quien me operó y a quien le tengo confianza absoluta. Hace ya más de 20 años que implanta estas lentes. Desde el principio hasta el final he estado con mucha confianza porque tenía la certeza de que estaba en muy buenas manos en todo momento.
¿Durante la cirugía eras consciente de algo?
No me di cuenta de nada porque entré a quirófano y directamente me pusieron las gotas para dilatar la pupila, me prepararon un poco y enseguida empezaron con la sedación. Con la sedación no me di cuenta absolutamente de nada, entré en un sueño muy profundo y cuando me desperté ya estaba todo hecho.
No recuerdo muy bien los momentos inmediatos después de quirófano y tampoco me fijé en mi visión inmediatamente después. Llegué a casa y descansé un par de horas con los ojos cerrados y, al atardecer, cuando encendí la tele y la veía bien desde el sofá fue como un —uau! —muy grande. Al día siguiente, cuando me levanté, ya veía tan bien que sinceramente me costaba creerlo. Solo tenía un poco de fotofobia (sensibilidad a la luz) por los efectos de la dilatación.
¿Te esperabas esta reacción?
Sabía que la recuperación era rápida, pero tener una visión tan excelente y en tan poco tiempo es alucinante. Entendí en primera persona la reacción de los pacientes cuando vienen al día siguiente de haberse operado a hacerse el control. Felicidad absoluta.
Y el postoperatorio, ¿cómo lo viviste en general?
El postoperatorio lo viví muy bien. No tuve ningún tipo de molestia, de hecho, cuando fui al control de las 24 horas nadie habría dicho que me había operado el día anterior porque mis ojos estaban completamente blancos, sin ningún signo de inflamación aparente, la visión ya estaba sobre el 100%, así que... maravilloso! De hecho, veo mucho mejor que cuando llevaba gafas. Al cabo de pocos días ya podía hacer vida normal, podía bañarme en la piscina, ir a la playa…
Una de las cosas que sabía que me pasaría y que me creó mucha curiosidad fueron los fenómenos disfotópicos que denominamos halos. Estos halos se ven los días posteriores a la cirugía porque la lente tiene un agujero en medio que sirve para el drenaje del humor acuoso. Cuando la luz incide en este agujero se hace una especie de reflejo y es cuando se forma este halo alrededor de la luz puntual a la que estás mirando. Reconozco que al principio los buscaba mucho porque los quería observar y entender, pero a medida que han ido pasando las semanas han desaparecido prácticamente. Mi cerebro ya se ha neuroadaptado y ya los ha eliminado casi por completo.
¿Estás contenta de haberte realizado la cirugía?
Estoy muy contenta de la decisión que he tomado y ahora que lo veo en perspectiva sí que me pregunto cómo es que no me lo había planteado antes.
Es curioso, pero poco a poco te vas dando cuenta de cambios que notas en tu día a día, cosas simples quizás, como por ejemplo ducharte y ver bien el suelo de la ducha, tus pies o poder maquillarte sin tener que acercarte tanto al espejo, o, simplemente, tener una visión de lejos buenísima, capaz de distinguir detalles muy concretos a mucha distancia.
¿Crees que haber pasado por la cirugía te ha dado más empatía con los pacientes?
Mucha más. De hecho, ahora, cuando veo a algún paciente que ya se ha operado hace tiempo, me gusta que me explique su experiencia y comentarla juntos porque ahora también lo he vivido yo, o bien cuando veo algún paciente que se tiene que operar y le puedo explicar mi experiencia y resolver alguna duda que pueda tener... En definitiva, considero que da un punto extra de confianza y tranquilidad hacia la cirugía y me gusta.
El caso del Mar es un caso muy especial para nosotros.
Entramos en contacto diariamente con pacientes que se realizan la cirugía, pero el hecho de que una optometrista titulada que está cada día en contacto con estos pacientes y con los resultados obtenidos decida realizarse la cirugía, es cuando se demuestra la confianza y seguridad que tiene en nuestra tecnología y en nuestro equipo médico. Muchas gracias, Mar, por tu labor diaria y por reconocernos el trabajo bien hecho.
En ICO estamos en contacto directo y constante con los fabricantes de las lentes para encontrar, en todos los casos, las más adecuadas para cada paciente, que se adapten a las dimensiones y graduación exclusivas de cada ojo. Trabajamos en equipo para que la lente que implantamos permita lograr al paciente su máxima agudeza visual. Sabemos que ningún ojo es igual y, por tanto, las lentes tienen que ser personalizadas.
¿Estás cansado de llevar gafas o lentillas?
Si estás cansado de llevar gafas o lentillas y tienes ganas de mejorar tu calidad de vida, consulta a nuestros profesionales de la Unidad de Cirugía Refractiva sin compromiso. Valorarán cuál es la cirugía refractiva más adecuada para ti. Infórmate llamando al 934 155 637 o envíanos un WhatsApp AQUÍ. y nuestro equipo de Atención al Paciente te indicará los pasos a seguir.
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