La epilepsia no tiene nada que ver con el cine o los videojuegos
Forzar la vista con videojuegos o cine nada tiene que ver con sufrir esta dolencia.
La epilepsia es una de las enfermedades cerebrales más conocidas y desgraciadamente una de las que más afectan a la población en general. Hasta un 5% de la población está afectada. Y aunque la amplia mayoría de personas que sufren esta dolencia tienen una vida normal gracias a los fármacos existentes, siguen existiendo demasiados mitos falsos sobre la epilepsia.
Los más conocidos están relacionados con forzar la vista. Se ha criticado a los videojuegos, al cine y a los ordenadores como causantes de esta enfermedad. O como factores que pueden llegar a provocarla. Cuando, en realidad, la mayoría de médicos que alertan contra ello no suelen estar bien informados, ya que incluso el 65% de los psiquiatras afirman estar desinformados en relación a la epilepsia.
No somos nosotros los que lo decimos, sino el Grupo de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la Fundación de Ciencias de la Salud. Así lo relatan en el Libro Blanco sobre la Epilepsia, donde reafirman que forzar la vista con videojuegos o cine nada tiene que ver con sufrir esta dolencia.
Esto se ha debido a una mala información y al boca oreja. En buena medida porque los videojuegos podrían aumentar el riesgo de padecer un caso muy poco común, el de la epilepsia fotosensible, cuando aparecen destellos a gran velocidad. Estos casos son menos de un 10% de los totales.
Y lo más importante: los videojuegos o el cine no son un detonante de la enfermedad. Mucho menos aún la causa por la que una persona, de repente, pasa a padecer epilepsia. La dolencia aparece un día por motivos muy varios, pero es más probable que la falta de sueño o el cansancio provoquen un ataque epiléptico que forzar la vista.
Muchos manuales de videojuegos alertaron sobre esto en tiempos pasados. Y por ello empezó a especularse que la causa de los ataques epilépticos procedía de forzar la vista con cine o videojuegos. Cuando en el Libro Blanco de la Epilepsia consideran a este factor una de las mentiras más comunes de la enfermedad.