“ICO me ofrece todas las garantías”
Adam Gándara padece glaucoma congénito en ambos ojos: “Me han operado tantas veces que ni siquiera recuerdo cuantas. ¡Diez, quince veces…!”
Adam Gàndara, que acaba de cumplir 37 años, muestra un arrojo y una valentía encomiables. Su voz disipa cualquier duda. No cabe duda, este joven se presenta como la fuerza frente a la adversidad, la lucha ante el sufrimiento, la luz en tiempos de ceguera… Hablar con él insufla optimismo. Es pura vitalidad. Y todo ello, pese a padecer glaucoma congénito en ambos ojos. Apenas tenía tres meses de vida y los médicos ya trasteaban en sus ojos. “Y así, hasta el infinito y más allá”, explica sin que se le quiebre el ánimo. Una palabra brota espontáneamente de sus labios: “agradecimiento”. La repite tres o cuatro veces durante el tiempo que dura la entrevista. “Agradecimiento, sí, a la doctora Duch, que fue la primera que me atendió. No, mejor a dos. Añade un nombre, la Dra. Magela Garat… Es increíble el trato que me ofrece, como me atiende…”, argumenta. Perdona, mejor dirige ese agradecimiento a todo el equipo médico”, dice sonriendo. “Son increíbles”. Y zanja la cuestión: “A ICO en general; a todo el personal. Todos me conocen, son como una familia para mí”.
Mejor dirige ese agradecimiento a todo el equipo médico”, dice sonriendo. “Son increíbles”. Y zanja la cuestión: “A ICO en general; a todo el personal. Todos me conocen, son como una familia para mí”.
Un proceso demasiado largo…
Demasiado, sí. Toda una vida. Mis primeros recuerdos ya están ligados a médicos hurgando en mis ojos.
¿Cómo estás ahora?
En el ojo izquierdo he ido perdiendo visión y ahora apenas tengo un 5%. Nada… Casi nada. Prácticamente, la oscuridad.
¿Y en el derecho?
Aún conservo entre un 30 y un 40% de visión...
Imagino que es ahí donde los médicos ponen su foco de atención.
Claro, se trata de preservar esa visión. Veo borroso, pero me defiendo. Algo es algo. Está claro que no puedo hacer virguerías pero, en fin, voy tirando.
¿Tu vida está unida a los problemas de visión?
Pues sí. Apenas tenía 3 meses y ya recibía sesiones de láser. Me topé con la doctora Duch cuando ella aún estaba en el Hospital de Bellvitge.
Un vínculo que aún sigue vivo.
Sí, empecé a ser su paciente cuando tenía 5 o 6 años y me operó con 7 u 8. Me puso unas válvulas en los ojos que, por aquel entonces, fue una intervención revolucionaria porque no se practicaba con los niños. Creo que fui el segundo o tercero que se sometió a una intervención de esas características.
¿…Y desde entonces?
Siempre vinculado a ICO. Quizá 25 años, puede que más…
Una fidelidad inquebrantable.
ICO ha mejorado mucho en todos los aspectos. Ha crecido, llegó la clínica CEM… Si voy a ICO es por los médicos, por las personas que atienden, las que dan horas… Los conozco desde hace tantos años.
¿Visitas a menudo las instalaciones de ICO?
Depende del momento. Hay veces que voy una vez al mes; si todo va bien, puede que cada dos. Pero hay veces que acudo dos a la semana. Conozco a todos los médicos, Duch, Garat, Millá, Vela… ¡Ufff! Son tantos… ICO me ofrece todas las garantías. Por eso voy.
Tu vida no ha sido fácil…
No, no lo ha sido. Me han operado tantas veces que ni siquiera recuerdo cuantas. ¡Diez, quince veces…! No sé. La cifra exacta se me ha ido de la cabeza.
¿Cómo es un día en tu vida?
Vivo sólo, en Calafell (provincia de Tarragona). Antes, dedicaba muchas horas a la informática, al diseño gráfico. Ahora, por más voluntad que pongo, está claro que no llego… Pero, bueno, me han concedido la discapacidad absoluta por el problema visual y dedico bastante tiempo a pasear, a Netflix… Nada en especial; lo que me apetece. Tengo una gran capacidad de adaptación. Me toca vivir esto y lo acepto.
Disculpa… ¿Vives solo?
Sí. Forma parte de mi crecimiento personal.
Me dejas sin palabras…
(Se ríe abiertamente). La vida hay que tomarla como llega. Por eso hay que ser agradecidos. Y yo quiero serlo con IO ICO. Ya dije, vivo en Calafell. A veces tardo más de una hora en llegar. Pero sé que el esfuerzo merece la pena. A veces he de esperar un rato pero sé que cuando llega mi turno, tengo a mi lado a uno, dos, tres médicos… Los que sean necesarios. Y me dedican el tiempo que precise sin mirar el reloj. Son grandes profesionales. Y muy humanos.
La vida hay que tomarla como llega. Por eso hay que ser agradecidos. Y yo quiero serlo con IO ICO.
Es Adam Gàndara, un joven de 37 años con glaucoma congénito en ambos ojos cuya visión de la vida es reparadora. Recibió dos de las primeras Válvulas de Glaucoma que se implantaban en España hace ya 30 años. La Dra. Susana Duch fue la introductora de esos sofisticados sistemas en nuestro país, volcada en la curación de los glaucomas más graves, los que en aquel entonces siempre acababan en ceguera absoluta. Primero en el Hospital de Bellvitge y muy pronto después en ICO. Adam es un ejemplo claro del valor de aquella lucha por la innovación y por la curación de las personas enfermas. Ese 30% de visión que le mantiene en contacto visual con el mundo que le rodea, es el fruto, con la ayuda de otros médicos que han ayudado en el manejo de los problemas que muchas veces se asocian al glaucoma congénito, problemas en la córnea y en la retina. Y ese es el segundo mensaje que nos trae la experiencia de Adam: el trabajo en equipo de muchos médicos, optometristas, enfermeras y administrativas.