Consejos para elegir correctamente tus gafas de sol
Para protegernos de los rayos Ultravioletas, lo mejor que podemos hacer es utilizar unas buenas gafas de sol.
¿Cómo protegerse de los rayos Ultravioleta (UV)?
La radiación ultravioleta, el agujero en la capa de ozono, el cambio climático… Un cocktail explosivo del que (casi) nadie duda. Y sí, tenemos la certeza refrendada en múltiples estudios que confirman el impacto negativo que puede provocar en la salud ocular de las personas. No es un tema menor y conviene tomarlo muy en serio, mucho más ahora que nos acercamos al verano. Las gafas de sol debidamente homologadas y certificas no son un complemento más de nuestra indumentaria estival o invernal. Son absolutamente imprescindibles para proteger nuestra salud ocular.
¿De qué manera perjudican los rayos UV a los ojos?
La radiación ultravioleta puede causar graves daños en el sistema inmune y en la piel y, aunque muchas personas no lo tengan en cuenta, también en el campo ocular. La Radiación Ultravioleta se divide en tres tipos: la UV A, que es la responsable del bronceado y del envejecimiento de la piel y pasa por ser la más peligrosa porque, por su intensidad, es capaz de traspasar la córnea y el cristalino pudiendo alcanzar la retina. La radiación UV B daña el ADN, los tejidos y provoca las quemaduras solares. Y la UV C, que es la banda de frecuencias más tóxica aunque la mayor parte de esa radiación es absorbida por la atmósfera, aspecto que ahora mismo suscita controversia por la aparición del agujero de la capa de Ozono.
¿Qué factores determinan el riesgo de exposición al UV?
Los factores de riesgo de exposición UV que pueden afectar a nuestros ojos varían en función de la altitud, pues a mayor altitud menor presión atmosférica y, por tanto, mayor radiación. También en función de la latitud, ya que existe mayor peligro cuanto más cerca se esté del Ecuador.
Es importante destacar que en la zona del Polo Sur, que es dónde se encuentra el agujero de la capa de Ozono, el riesgo de exposición es mayor que otras zonas del planeta tierra. En cambio, el riesgo mayor al que estamos sometidos en Barcelona varia en función de la estación en la que nos encontremos, puesto que está sobradamente demostrado que en el hemisferio norte los meses más dañinos son junio y julio y, en cambio, en el hemisferio sur, diciembre y enero; la hora, que va de 10 de la mañana a dos del mediodía, que es cuando se acumula la mayor parte de la radiación.
¿Necesito usar las gafas de sol cuando está nublado?
Las nubes no nos protegen de los rayos del sol ya que dejan pasar el 90% de la radiación ultravioleta. Atención, muy importante: no pienses ni por un momento que en un día de verano, con nubosidad abundante, puedes dejar de protegerte con las gafas de sol adecuadas. Equivocación; quizá no te moleste el sol pero la radiación UV sigue siendo igual de dañina; el entorno: la radiación se incrementa un 20% si estás en una zona de arena, un 30% en el agua y un 90%, en la nieve. y, finalmente, la edad.
¿Tengo que poner gafas de sol a mi hijo?
Como no podía ser de otra forma, los niños son los más vulnerables. Hasta los 18 años, el cristalino no está formado del todo y es el cristalino, precisamente, el que se encarga de absorber la radiación UV. Cuanto más transparente sea el cristalino, más radiación puede llegar a la retina. Por ello es importante proteger los ojos de los niños con gafas de sol de calidad, nunca con gafas de baja calidad, pues esto aún empeora la situación. Equipar a un niño con una gafa que no filtra correctamente los rayos UV, pero que si reduce la luminosidad que entra en el ojo, produce inicialmente una dilatación de la pupila del niño o niña. Paradójicamente entrará más luz en el ojos al abrirse la ventana y , entonces, penetra más radiación UV que lesiona el cristalino y la retina.
IMPORTANTE: No usar gafas de sol de baja calidad que no filtren correctamente los rayos UV en niños (y también en adultos). Pueden dañar la retina.
¿Cómo afecta la radiación UV a la salud ocular?
La radiación Ultravioleta es absorbida por los tejidos oculares y es susceptible de causar daños en todos ellos. Distintos estudios demuestran que hay que diferenciar entre lo que es la radiación irradiada y la reflejada. Por efectos geométricos y anatómicos, esta última es la más peligrosa a nivel ocular.
En el caso de la conjuntiva, es un tejido altamente sensible a la radiación UV debido a reacciones oxidativas complejas que se producen a este nivel. Las más conocidas son el Pterigion, la Pinguécula y el Carcinoma de las células basales. El Pterigion puede causar irritación, alteración refractiva, discapacidad visual y un problema de estética que, normalmente, es por lo que los pacientes acuden a consulta. Se localiza, normalmente, en la zona nasal. La Pinguécula también se suele encontrar en esa misma zona y cuando está inflamada puede producir molestias como irritación. Y, finalmente, el Carcinoma de células basales que es el tumor palpebral más frecuente y se suele localizar en el párpado interior y en el canto medio.
En el caso de la Córnea lo que se produce mayormente suele ser una Fotoqueratitis, que no deja de ser más que una respuesta aguda a la radiación UV en la que se produce una respuesta inflamatoria que incluye edema, congestión conjuntival… El paciente se queja de dolor, lagrimeo, fotofobia, visión borrosa, parpadeo excesivo y sensación de arenilla. El cristalino modifica la absorción de la luz Ultravioleta (UV) a lo largo de la vida en función de los cambios que se van registrando. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el 20% de las cataratas están relacionadas con la luz UV.
En el caso de la retina, la irradiancia es más peligrosa que en el resto de los tejidos oculares. Una exposición prolongada al sol, como puede ser el seguimiento de un eclipse sin la protección adecuada, puede provocar una retinopatía solar. El paciente nota una reducción de la agudeza visual, escotoma central, fotofobia o metamorfopsia. Muchas veces, la lesión es transitoria pero se han dado casos en los que ha habido cambios pigmentarios permanentes a nivel del epitelio pigmentario de la retina.
¿Cómo podemos proteger los ojos del sol?
Para protegernos de los rayos Ultravioletas, lo mejor que podemos hacer es utilizar unas buenas gafas de sol, que nos preserven de los rayos UV A y B, que sean amplias y envolventes para que no nos afecten los rayos o unas lentes de contacto con filtro UV. Es cierto que aportan una protección extra pero, aunque se usen, desde VERTE Oftalmología Barcelona aconsejamos llevar gafas porque los parpados, con la lente de contacto, no están protegidos en un día de mucho sol.
Utiliza las gafas de sol. Mucho más que una recomendación.
Pese a que hay mucha información al respecto, es un hecho que la utilización de gafas solares no figura como una prioridad entre los ciudadanos. Se utilizan más como un complemento que como un protector solar absolutamente necesario para preservar la salud ocular. Conviene trabajar en ese sentido. Utiliza gafas, hazlo por el bien de tus ojos y escucha siempre las recomendaciones de los profesionales. Adquiérelas respetando las homologaciones adecuadas y cómpralas en los establecimientos que dispongan de la certificación oportuna. Lo contrario podría ser perjudicial para tus ojos.
¿Qué color de gafa de sol elijo?
A la hora de elegir el color de la lente, la gama es amplia pero habitualmente se aconseja el gris, el marrón y el verde. El primero es el que menos altera la gama cromática y es ideal para días de mucho sol y deportes acuáticos. El segundo está indicado para días con nubes y es un color muy recomendable para los miopes mientras que el tercero suele estar destinado a los hipermétropes.
En cuanto a la elección del grado de protección, según la Normativa Europea, se divide en cinco categorías que van del 0 al 4. La 0 y 1 apenas ofrece protección y se suele utilizar para deportes de interior o para días sin apenas sol. Las más comerciales son las de categoría 2 y 3 y la 4 es la que se utiliza para alta montaña o para el esquí.
¡Acuérdate! Siempre que puedas, protege correctamente tu retina de los rayos solares.
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