La pérdidas de CV se detectan y cuantificar con la Campimetría computarizada. Es imprescindible realizarlo un mínimo 1-2 veces al año, y su frecuencia se adapta a la agresividad que tiene la enfermedad y a la precisión con que el paciente los realiza. Si la enfermedad progresa han de hacerse más campos para detectarlo rápidamente antes de que sea demasiado tarde. Si la enfermedad tiene un avance lento, la frecuencia con que se necesitan los CV es menor. Por este motivo, en cada visita el oftalmólogo decide cuántos y cuán frecuentes necesita los campos visuales para controlar bien cada paciente.