La presión intraocular (PIO) varía de modo natural durante el día y en los distintos días. Por este motivo con frecuencia el oftalmólogo le pedirá una "curva tensional", que consta de la medición de la presión cada 3-4 horas en el mismo día para poder valorar las variaciones de la PIO en su paciente. Este dato es muy importante, ya que recientes investigaciones ponen de manifiesto que las oscilaciones de la presión pueden ser nocivas para el nervio óptico. El tratamiento ideal del glaucoma no contempla sólo bajar la PIO sino también disminuir sus variaciones durante el día.